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Astrónoma Amelia Bayo presentará “Observaciones astronómicas ¡Cuánto hemos cambiado!”

• La charla forma parte del ciclo de astronomía que organiza el Núcleo de Astronomía de la UDP.\\\"2014_03_17_ameliabayo\\\"

Este martes 22 de septiembre se llevará a cabo la segunda charla de astronomía de este semestre, titulada “Observaciones astronómicas, ¡Cómo hemos cambiado!”, liderada por Amelia Bayo,  investigadora del Centro de Astrofísica de la Universidad de Valparaíso y académica del Instituto de Física y Astronomía de la misma universidad.

Amelia Bayo estudió matemáticas en la Universidad de Málaga y en la UCM (Universidad Complutense de Madrid), sus investigaciones la llevaron a realizar un Master en Astrofísica y un PhD (doctorado) en el programa de Astrofísica y Cosmología, ambos en la Universidad Autónoma de Madrid. Amelia ha centrado sus estudios en formación estelar de baja masa y subestelar, y el desarrollo de herramientas VO (Observatorio virtual).

Bayo también está ampliamente ligada a las actividades docentes, donde se ha desempeñado como Co-supervisora de estudios de postgrado en la ESO, como Presidenta del Comité de Tesis de Maestria en la Universidad de la Laguna y ha sido tutora de AI del departamento de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Además, ha realizado cursos sobre el Observatorio Virtual en la Universidad Católica del Norte y actualmente imparte cursos de Física Computacional, Big data, bases de datos y Astro-estadística en la Universidad de Valparaíso.

Amelia Bayo: “En mi Málaga natal nunca me fijé demasiado en el cielo”

¿De dónde nació tu interés por la astronomía?

Mi caso es un poco raro en este aspecto: Normalmente uno le pregunta a un astrónomo que cuándo “le pico el bicho de la astronomía” y todo el mundo contesta que de pequeños ya miraban a las estrellas y se maravillaban.

La verdad es que en mi Málaga natal nunca me fijé demasiado en el cielo. Yo lo que quería estudiar era matemáticas, y así lo hice, y lo que me gustaba más y mejor se me daba eran el álgebra, la geometría y la tomología.

Pero cuando me fui a terminar de estudiar a Madrid lo que tenía clarísimo es que quería empezar a “investigar”, sin saber muy bien, en verdad, lo que eso significaba.

La cuestión es que no había nada ofertado para trabajar el verano en las áreas es las que yo estaba centrada, pero un día en la facultad vi un anuncio de una pasantía en la Agencia Espacial Europea (ESA), y claro, ¿quién no va a pensar que trabajar para la ESA suena súper interesante? Así que postulé, porque aunque no había tenido ningún ramo de astrofísica, ¿por qué no iba a intentarlo? Como decimos en España, el “no” ya lo tenía, así que lo peor que podía pasar es que me quedara como estaba.

Me llamaron para ir a la entrevista y ahí fue donde me picó el bicho. En pleno día y frente a un computador, en vez de en una noche de cielos claros.

Así que salí de la oficina preguntándome cómo no me había dado cuenta antes de que esa era la pasión que yo quería tener y que la iba a buscar en la astrofísica.

¿Cuál fue tu relación con la ESO?

Fui ESO Fellow por cuatro años. Esto quiere decir que durante tres años viví en Santiago y trabajé en Paranal 80 noches cada uno de esos años como astrónomo soporte. Sobre todo trabajé en dos de los cuatro telescopios de 8 metros, especializada en instrumentos con óptica adaptativa en el infrarrojo cercano y un instrumento observando en el infrarrojo medio.

¿Por qué decidiste integrarte al Centro de Astrofísica de Valparaíso?

La verdad es que sólo conocí lo que hacían en la Universidad de Valparaíso brevemente justo antes de mudarme a Alemania. Pero durante los dos años que estuve allá (en el Max Plank), seguí con interés los planes de crecimiento que tenían en el Instituto y cuando surgió la oportunidad de postular no lo pensé dos veces. Bueno y tuve suerte y fui seleccionada. Me considero muy afortunada de estar en un Instituto que mira tanto hacia adelante, donde las iniciativas de todos son bien recibidas y donde hay muy buenos investigadores, y aún más importante, muy buenas personas. Además Valparaíso me encanta, así que eso es un punto más positivo.

¿Qué son las enanas marrones y cuál es la importancia de estudiarlas?

Las enanas marrones son objetos que uno podría considerar “a medio camino”, en masa, entre las estrellas y los planetas. Básicamente son tan poco masivas, que no pueden realizar la quema estable de hidrógeno en sus núcleos, pero por otro lado son más masivas que los planetas y en sus núcleos sí que hay combustión, pero de deuterio.

Estudiarlas es muy interesante porque es un tipo de objeto que se predijo que podía existir mucho antes de confirmar que existen de manera observacional y aunque esto pasó en 1995, aún hoy no hay un consenso en la comunidad científica sobre el mecanismo físico dominante en la formación de estos objetos.

¿Qué diferencia hay entre una enana marrón y una roja?

Lo puedes ver como una secuencia en temperatura: las enanas rojas son objetos fríos, más fríos que el sol, claro, pero las enanas marrones son aún más frías.

Los astrónomos usamos una codificación con letras para denotar rangos de temperaturas superficiales de objetos estelares y subestelares. La secuencia es OBAFGKMLTY ordenada de tipos más calientes (O) a tipos más fríos (Y). Las enanas rojas son de tipo K y M y las enanas marrones (las más masivas) son M cuando son “muy jóvenes” y evolucionan hacia L, T e Y. Eso sí, también hay enanas marrones jóvenes tan frías como L, pero de momento no hay enanas marrones jóvenes T o Y identificadas observacionalmente, lo que puede significar que aún no las hemos encontrado o que simplemente el tipo de objeto más frío que se puede formar en el universo es de tipo L y los tipos T e Y son sólo estados tardíos del anterior.

Y esto es súper importante, porque es una pregunta bastante fundamental la que aún no tiene respuesta sólida: ¿Cuál es el objeto menos masivo que los nidos de estrellas pueden producir?

¿Qué son las herramientas VO (virtual observatory) y que función cumplen en la astronomía?

El Observatorio Virtual es básicamente un marco de intercambio de datos. Es un acuerdo entre los centros de datos, los astrónomos y los desarrolladores de herramientas para establecer estándares de cómo almacenar e intercambiar datos astronómicos. Para entender esto un poco mejor: la manera clásica de hacer astronomía observacional era que uno pedía tiempo a un telescopio para un proyecto, llegaba, observaba, guardaba sus datos en una cinta, y se iba. Si ese astrónomo decidía no publicar o compartir sus datos de algún modo, esos datos serían inútiles para contestar otras muchas preguntas que otros astrónomos podrían querer responder. Esta situación se resuelve teniendo archivos accesibles por todo el mundo, y regulaciones que estipulan que los datos son públicos un año después de obtenidos.

Pero aún cuando hoy en día la mayoría de los grandes (y no sólo grandes) observatorios tienen este tipo de archivos, cada uno funciona de modo independiente, con sus “peculiaridades”. A estas grandes fuentes de datos, se le añaden los estudios realizados por astrónomos en pequeños o grandes grupos que producen datos de “segunda generación”, y los grupos teóricos, con los que la mayoría de los observadores quieren contrastar sus observaciones.

El Observatorio Virtual es una iniciativa que ha tratado de convencer a la comunidad astronómica que es muy importante que nos pongamos de acuerdo en cómo intercambiamos nuestros datos para que uno no se tenga que volver más experto en obtención de datos de distintos observatorios, grupos teóricos, consorcios, etc. que en analizarlos.

¿Cuánto tiempo llevas en el desarrollo de las herramientas VO?

Básicamente desde muy al principio de mi doctorado. Una de las primeras cosas que tuve que hacer sobre mi región de formación estelar favorita, la asociada a la estrella masiva Lambda Orionis, fue compilar los catálogos a distintas longitudes de onda que habíamos extraído de imágenes obtenidas por mi grupo, unir estos catálogos a aquellos existentes en la literatura, simular con modelos de atmósferas catálogos similares, adecuados a las peculiaridades de cada una de las campañas de observación, e inferir los parámetros físicos de nuestras estrellas basándonos en estos modelos.

Esta es una tarea que básicamente todos los que trabajamos en cúmulos de estrellas hacemos una y otra vez, y yo pensé que algo tan “estándar” es algo que se podía poner en el marco del VO, para “facilitar la vida” a la gente. Básicamente para tratar de parar de re-inventar la rueda con cada estudiante de doctorado.

Y así surgió VOSA, con la ayuda de Carlos Rodrigo y Enrique Solano, creamos VOSA (Virtual Observatory SED Analyzer) en 2007 que fue “presentada en sociedad” en un artículo del 2008.

Además de en esta herramienta he trabajado en otras dentro del VO, pero VOSA sigue siendo como “mi niña” y seguimos trabajando en ella: tenemos más de 300 usuarios que trabajan a menudo con la herramienta y hay más de 70 publicaciones que agradecen el uso de VOSA para llegar a sus resultados.

Más información sobre la charla en el siguiente link del evento de Facebook creado para la ocasión.